La infraestructura verde es un enfoque que tiene como eje estratégico la planificación territorial y sustentabilidad ambiental (Benedict & McMahon, 2006). En lo concreto, corresponde a un sistema interconectado de espacios verdes diversos que sostienen una variedad de funciones y beneficios.
Los principios de la infraestructura verde incluyen (Benedict & McMahon, 2006; Hansen & Pauleit, 2014):
- Sistema: la infraestructura es planificada y gestionada como un sistema de espacios verdes funcionales y espacialmente relacionados. Esto implica una preocupación por las propiedades emergentes del sistema tales como la complementariedad y una distribución equitativa.
- Diversidad: los espacios verdes que lo conforman son de origen y características diversas, estos incluyen desde espacios naturales como riberas de ríos, humedales y bosques hasta espacios antropizados como tierras de cultivo, parques, cementerios, entre otros.
- Multifuncionalidad: la infraestructura verde es concebida y gestionada para cumplir múltiples funciones y entregar simultáneamente diversos beneficios ambientales, sociales y económicos.
- Conectividad: los espacios verdes deben estar vinculados espacialmente con el objetivo de permitir el movimiento de personas, especies de fauna, viento, agua y materia viva entre los componentes del sistema.